Respondiendo a mi amigo Dimas...Amigo: ¡Que dicha poder leerte! No sé que pasó, pero por dos o tres días no pude ingresar a tu blog.
Me alegra que me contaras de tu trabajo, eso explica varias cosas de tu manera de pensar y escribir. ¡Que envidia sana! Se te sale por los poros que amas lo que

haces ¡y te dan dinero por ello!
En verdad tienes suerte, no hay muchos que puedan decir lo mismo.
Leí lo del
Padre Nuestro de la Paz, me gustó mucho… gracias (pero no las noticias, que ya mi corazón no aguanta…).
Sobre la
masonería... uf! no sabes cuanto te comprendo, yo la conocí de cerca siendo adolescente. Mi grupo Scout se reunía en el patio de un centro cultural que, se suponía era de la municipalidad (a cargo del estado), pero eran todos masones...
En fin, tengo muy buenos recuerdos de esa época de mi vida, pero no tengo ningún buen recuerdo de esos hombres.
A pesar de coincidir con tigo en este prejuicio contra los masones, creo que no es bueno tener este tipo de pensamientos y sentimientos hacia nadie.
En toda institución hay gente buena y honrada, como gente no tan buena llena de ambición o enceguecida por el poder.
Pero, por muchas que sean las personas no tan buenas que uno conozca pertenecientes a una institución o religión, no podemos ser tan temerarios de juzgarles, tan solo por pertenecer a ella.
Si lo hacemos, caemos al mismo nivel de los que juzgan y persiguen a los cristianos, solo por el hecho de ser cristianos.
Si nos atrevemos a hablar mal de judíos, protestantes, árabes, hindúes, masones, etc. No podremos quejarnos cuando alguien nos discrimine por pertenecer a la Iglesia católica. Solo podremos bajar nuestros ojos, sin la moral para reclamar por un prejuicio que nosotros también hemos cometido.
La mayoría de las personas son buenas y tienen buenas intenciones en su corazón, y algunos tienen acciones admirables en sus vidas, sean cristianos o no.
Insisto. No imaginas, lo bien que comprendo el juicio que te haz hecho sobre los masones… pero, no podemos juzgarles, solo Dios conoce el corazón de las personas y solo El puede juzgarlas.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Tener una
vida ejemplar, que permita a quien nos conozca hacerse un
buen juicio sobre los católicos… Y, creo que guardar rencor hacia un grupo de personas, solo porque piensan y sienten diferente… definitivamente está muy lejos de eso. No creo que eso sea agradable a los ojos de Nuestr
o Señor. Así que, aunque duela un poco

nuestro orgullo, hay que admitir que nadie merece ser juzgado por pertenecer a una religión, institución o partido político diferente del que, yo creo, tiene la verdad.
Además,
El es el Buen Pastor.
Un tiempo yo estuve perdida y tuve la dicha de ser encontrada por Nuestro Señor, no puedo olvidar la sensación tan maravillosa de alegría cuando sentí que El venía solo por mí. No quiero olvidar que me tomó en sus brazos y me llevó a de vuelta a su rebaño (porque yo ya estaba tan cansada, adolorida y avergonzada)…
Por eso
sé que El nos ama a todos y que se desvela por los que nosotros consideramos “perdidos”.
Menos mal que hoy
no tenía ganas de escribir, si no quizá con que testamento les salgo
; ) je je je